PEQUEÑA ANTOLOGÍA DE PILAR PAZ PASAMAR
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De Mara (1951)
LOS NIÑOS Y EL MAR
Todos iban corriendo. Tamboriles
ligeros, cada pie, sobre la arena.
Aire, espuma, azahar, sobre las sienes,
caricias de la mar, carnes morenas.
Todos iban corriendo menos uno
que quería abrazarse a la marea.
Todos iban corriendo por el aire
casi, de tanto contemplar las velas
y las altas gaviotas –blanquecinos
presagios de la playa−.
El
mar se queja
en su ruidoso abandonarse tanto,
en su ansiedad de renovar sin treguas.
Todos iban corriendo, menos uno…
La tarde ya ha soltado su melena
de sales y de vientos débilmente,
con el último sol, pálida y ciega.
Yo lo vi con los brazos extendidos,
pretendiendo abrazarse a la marea
en un juego infantil y desbordante…
Locos y palpitantes,
los otros van corriendo por la arena.
Mara (1951)
Sorolla
INSTINTO
Llega el mundo a mi pecho tan lentamente que
ni siquiera lo siento. Mi boca una mordaza
de vientos aprisiona. Intensamente suben
las llamas a mi pecho, de una viva fogata.
Todo entra por los ojos: otros ojos, las manos
de otros. Se me enciende mi mirar con miradas
de otros ojos iguales, que desean lo mismo,
de otros cuerpos idénticos, de iguales esperanzas.
Pieza soy de esta obra incompleta. Mi cuerpo
ya no sabe situarse, y ni sobra ni encaja
sobre las otras piezas que componen el mundo.
Un resquemor amargo me muerde el pecho. Nada
más triste que este celo al igual que otros celos.
¡Oh, el blanco almendro! ¡Ay, la tierra mojada!
Me estoy sintiendo carne, más carne que agonía…
y sobre el árbol joven los pájaros se aman.
Mara (1951)
Galería Central
www.galeriacentral.com
LOS CUBIERTOS
Con el metal frío y dormido
llegáis a mí todos los días
entre sueño de peces heridos
y chocar de piedras marinas.
Húmeda y mínima presencia
de algas pequeñas, en la orilla
del mantel, donde se renueva
con el dolor de cosas útiles
y vuelo de sombra precisa.
Entre asperezas de pan y vino
vuestro lomo de plata gira
y entre las aguas cotidianas
dejáis la luna derretida.
diariamente, entre la risa
y la palabra familiar
Porque os trato y os acaricio
como pequeñas cosas sumisas,
porque sabéis de la acidez
y la ternura de sus rodillas.
Porque sabéis cómo se nombra
y de la lágrima en la boca,
yo os reconozco entre mis cosas:
Los buenos días (1954)
Maravillosa la poesía de esta autora.
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