Aprovechamos el aniversario del descubrimiento del sarcófago fenicio masculino para redescubrir el Cádiz fenicio y sus sarcófagos en las letras
En prensa:
En prensa:
Bestiario Gaditano
Fritz
(publicado en La voz de Cádiz, 26/08/07)
En historia:
Un paseo por Cádiz
Miguel Martínez del Cerro
[…]
La hegemonía de los pueblos fenicios va pasando de
Tiro a Sidón y de Sidón a Cartago. Y Cádiz –Gadir entonces– que había sido
ciudad tiria –tal vez después de una etapa intermedia tartésica– busca la
protección y queda bajo el mando de la ciudad fenicia Cartago.
La palabra Gadir es fenicia y significa fortaleza.
En el siglo V, antes de la era cristiana, los gaditanos emprenden
dos grandes navegaciones: la de Himilcón a las islas Casitérides –probablemente
Inglaterra– en busca de estaño y la de Hannón alrededor del continente
africano.
Durante esta época el crecimiento de la población gaditana debió ser
muy considerable.
A los comienzos del siglo IV, antes de la era cristiana, corresponde
el principal resto arqueológico púnico hasta ahora descubierto: el sarcófago antropoide
que apareció en la Punta de la Vaca.
Al empezar la segunda guerra púnica fue Gadir corte de Asdrúbal y
base de operaciones de Aníbal.
Vencidos los cartagineses, pasó Gadir a ser parte del mundo romano
como ciudad aliada de Roma. Con este motivo los cartagineses, enojados,
azotaron y ajusticiaron a varios gaditanos que salieron a parlamentar con
ellos.
[…]
Martínez del Cerro, Miguel, Un paseo por Cádiz: ensayo, historia,
itinerario artístico, Cádiz, Escelier, 1966, p.28.
Pelayo Quintero Atauri y "La dama de Cádiz"
En narrativa:
La dama de Cádiz
[…]
Todos se hacen a un lado para dejar paso a los hombres que habrán de transportar el sarcófago, después de remachar a golpe de martillo los clavos sobre la madera. Al mismo tiempo, desde el huerto, comienza a oírse un cántico funeral acompasado y grave. Las voces se pierden con el viento de levante:
El padre Sol
se acuesta en el mar
y su esposa Baant arregla el lecho
de las aguas
para que el sueño del esposo sea tranquilo.
Baant extenderá su negro velo
sobre los que hemos vivido un día de luz.
La luz que nos donó el Padre Sol
que ahora se acuesta sobre el mar…
Alrededor del foso, ya asentados los sillares y el sarcófago de mármol en posición vertical, iluminado por la luz de las teas, los familiares, jornaleros y esclavos se sitúan respetando el orden jerárquico.
[…]
A ver, dame. Qué asco. Tengo escalofríos, que metí la mano en eso que me parese que es una tumba de las romanas, que hay por toas partes, y tú ya ves cómo me he puesto. habrá que avisar a Dragaos y al Museo y a la policía municipal. tú niño, légate a la Oriental y llama, llama a toas partes y de paso me tares un sentenario que me hase farta, a la vuelta, claro. ¿Cómo voy a darte si tengo la mano empringá? Ya haremos cuentas.
Cómo se va a poner la parienta cuando me huela. Hasta las trancas, digo, y el joío levante. Me vi dá un baño en la Caleta… En fin de semana en remojo, digo… Mira, mira, tú, oye, qué cosa más grande, toa grande, toa de mármol. Ven pacá. Aquí está la tapa, y rota por los pies… No, si el golpetazo ha sío de órdago tío. Maldita sea, que nos van a paralisar ahora, que te juro por mi mare que es algo grande y de importancia. Una pieza de una vé. ¡Pero baja ya de la cabina! Por aquí, dame, qué asco. A ver qué dicen, que esto trae cola, te lo digo yo. Esto tiene que valé una jartá. es una señora y de guapa, no veas. No, si los romanos sabían hacer las cosas. Mira qué rizos, como los de la parienta cuando se coge los rulos, igualito. Es guapa de verdá… ¡La de fotos que va a echarle el Jumán cuando se enteren los del diario por aquí y por allá! Pero al que le va a dar algo es a Don Ramón como no llegue pronto. Y a ver si también vuelve el niño, qué le habrán dicho del Ayuntamiento, porque aquí no se puede haser ná por ahora, y la pringue no se me va ni frotando. Acércame otro botijo, hombre, Rafael, que ya he acabado con éste. Y, ahora, mucho cuidao con la cabeza, dejarla al borde de la tapa a ver qué nos mandan que hagamos… ¡No toquéis ná, digo!... Que esto se va a poner como el Carranza por el Trofeo, que ya vienen mirones y lo que sobra en Cádiz son mirones… ¡Qué nadie toque ná!
Paz Pasamar, Pilar, “La dama de Cádiz” en Historias bélicas, Sevilla, Algaida, pp. 35-39.
Actividades en el museo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario