Ejemplo perfecto de lo que en tierra gaditana se llama «un figura» fue Eloy Gómez Rube (Cádiz, 1952-2007). Eloy era el logos ultramoderno hecho carne: hippie pionero en los años 70, seguidor del gurú Maharashi en Londres, experto en sectas, punkie y siniestro a raíz de un concierto en Tarifa, okupa en el Berlín del muro, camello de la alegre Movida en el Madrid de los 80, yonqui él mismo en una racha mala, conserje —nunca domesticado— de la Universidad de Cádiz y escritor RADIKAL y ciclotímico (entre el frenesí paranoico y el abandono pasota) de literatura portátil (corta y escrita del tirón), que se autodefinía como místico underground urbano.
Como todo vanguardista produjo su propio Manifiesto Contrakutre (1983), que se complementa con poemas del asco vital en una línea entre beatnik y punkie con remansos tiernos. Sus Poemas Métricos, escritos en estado sonámbulo al alimón con otros dos amigos, fueron best seller a pie de metro (al que debían el nombre): muchas reediciones se hicieron a partir de la de 1982, que Eloy se autofinanció desvalijando cabinas telefónicas con su cuñado. También es autor de relatos de sexo, droga y rock´n´roll, algunos colgados en la web: La noche gaditana del divino César (para la que hizo una ilustración a tinta Enrique Costus), El motorista macarra, El santo resucitado...
Eloy llevaba a gala ser el pionero de la literatura gay en su ciudad, y en estilo colgado-viril fue de los primeros en salir del armario. EH editores de Jerez le publicó, muy poco antes de morir, tres piezas de teatro unidas bajo el título de La trilogía. Sperpento gaditano de las Vidas Stándars (2007), escritas en los 80 y retocadas en los 90. Dos transcurren en el gaditano barrio del Pópulo y son un retrato de cuando éste era poco más que un desdichado lupanar. La tercera es un paródico y surrealista «Cuento de Navidad» sobre lo que podría ser sadomaso conyugal castizo-freaky. Como albacea literaria de Eloy, me permito ofrecerles en exclusiva mundial varios poemas, inéditos si descartamos recitales y miles de fotocopias. Un poema inspirado en sus andanzas por Marruecos viendo mundo, buscando canciones, alternando con pirados y místicos, a lo Kerouac:
ISABEL
Isabel,
me debes mi saco de dormir,
tres posturas de amor
y un hijo,
recuerdo tu amplio vientre
enorme como un mar infinito
tus ojos verdes.
Abdulah el viejo,
siempre me pregunta por ti
allí en la montaña
tenemos casa,
un par de gatos
y kif
mucho kif,
cuando abandones a esos locos
¿adventistas?
volverá el color a tu cara
y tus cabellos
serán nuevamente largos,
rizados y rojo-henna.
te digo: me debes
mi saco de dormir,
tres posturas de amor
y un hijo.
"Esta ciudad no tiene futuro» muestra de la relación odio-amor del autor con su lugar natal, tan frecuente en gaditanos con inquietudes:
ESTA CIUDAD NO TIENE FUTURO
Esta ciudad tiene una loza grande,
dos campanarios que dan la hora,
tres conventos,
esta ciudad no se mueve,
no oye,
no peca,
esta ciudad tiene tres tristes calles,.
¡No crece, engorda!
Se adora la placidez perdida
se pieder el placer del presente
¡No tiene futuro!
Somos hijos de la frustración,
enciclopédicos teóricos
apraxísticos por causa del pakismo,
huérfanos de rock and roll,
leímos a Marx
estudiamos la kandinskiana estética
y nada pudimos practicar
somos la generación del trauma
la anemia, la delación,
solitaria generación devorando líenas
y soñando con un Woodstock que no llegó.
Esta ciudad tiene una loza grande,
dos campanarios que dan la hora,
tres conventos,
crecimos a la sombra del rosario de las 7,
la santa misa y postsacristía donde solo habitaban
tres monjes flagelados
cristos vomitantes y cruxificados,
judíos con ojos de paranoicos
crecimos a golpes de palo y grito
en un manicomio-escuela-sadomasoquista,
a base de ejercicios espirituales,
clases de FEN
castigos y
miedos,
fuimos niños desnutridos y tristes
de filosofía
y pan.
He crecido en una ciudad
dormida en el sueño de su historia,
he crecido en sus miserables calles casi
tercermundistas,
he crecido en una ciudad de un solo periódico
y muchos curas,
de viudas negras como un fatal presagio,
confieso que mi recuerdo es triste
gris y oscuro
como la tumba del dictador que duerme en el Valle.
Esta ciudad
no se mueve
no peca
esta ciudad tiene tres tristes calles.
No crece, engorda
adoran la placidez perdida
se pierde el placer del presente
¡esta ciudad no tiene futuro!
dormida en el sueño de su historia,
he crecido en sus miserables calles casi
tercermundistas,
he crecido en una ciudad de un solo periódico
y muchos curas,
de viudas negras como un fatal presagio,
confieso que mi recuerdo es triste
gris y oscuro
como la tumba del dictador que duerme en el Valle.
Esta ciudad
no se mueve
no peca
esta ciudad tiene tres tristes calles.
No crece, engorda
adoran la placidez perdida
se pierde el placer del presente
¡esta ciudad no tiene futuro!
Era Eloy esencialmente cosmopolita, enamorado por sistema de lo lejano y de los juegos de palabras, mejor si eran políglotas:
Danke briefträger
A la vuelta del trabajo uno viene
cansado
y gris,
no hoy
especialmente
ya que un suave Sol
de Enero
calienta tibiamente las
piedras de la calle.
Miro con renovada ilusión
hacia el rincón de mi buzón
¡Sí, había una allí aguardándome
sellada en el distrito 30 de West-Berlin!
¡Alguien días atrás me había recordado!
¡Todavía soy un tipo con suerte!
Soy un postmaniático, Danke Briefträger!
¡Gracias cartero!
Tú me has traído postales desde Australia
a Moscú
desde allí a Kenia
y en los cuernos de un astado de tus sábanas
me has traído noticias
de Canadá...
Gracias, carteros del
mundo
porque en vuestras manos
me traéis un trocito de
un corazón que te
recuerda!
Nunca rechacé la bonita
idea
de ser
kartero.
Enero/90
Un día Eloy se convirtió al catolicismo a su manera fetichista y temperamental, lo que estuvo mal visto entre la progresía local ortodoxa. Gómez Rube era, como Carlos Edmundo de Ory, un terrible niño eterno, con esa ternura egoísta, desvalida y bronca que tan bien refleja Bukowsky. Y una gran inocencia. Inolvidable Eloy.
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Ana Sofía Pérez-Bustamante, "Genio y figura de Eloy G. Rube", texto publicado con algunas modificaciones por el Centro Virtual Cervantes, El Rinconete,
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