miércoles, 2 de marzo de 2011

CATULO DE VERONA, HOY EN CÁDIZ, por Pilar Paz Pasamar

Cabeza de mujer. Arte romano. Museo Arqueológico de Jerez de la Fra.



A CATULO DE VERONA

Como solías apostrofar a Maruchino
por haberse llevado la servilleta en aquel banquete
y amenazabas con devolverle en versos difamatorios
un acto de inigualable deslealtad y falta de elegancia.
Así, cuando llorabas por tu pañuelo enjuagador
regalo de un amigo
llorabas el desdén de Lesbia, los oscuros
ojos de Lesbia que a su vez lloraba
la muerte de su tierno pajarillo...
(A ti el canario te importaba poco,
sí los ojos de ella).
Reías con Colinia cuando intentaba loca
saltar el largo puente
y deseaste, impuro, que el necio se hundiera de cabeza
pues robaba tu amor y te dejaba a solas.
A Venucio besaste en el cuello.
Te proclamaste amigo de más de mil y uno.
Fuiste tan buen poeta que quedaste por siempre
y reímos, y lloramos contigo,
ya ves: como si fuese desde toda la vida,
Catulo de Verona,
hoy en Cádiz.

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                                         Pilar Paz Pasamar, “A Catulo de Verona”, La Torre de Babel y otros asuntos, Cádiz, Colección Torre Tavira nº 1, 1982, pág. 49.

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