miércoles, 3 de agosto de 2011

OVARIO MATERNO, por Carlos Edmundo de Ory

Chimenea de la antigua fábrica de tabaco de Cádiz

OVARIO MATERNO

En nuestras manos de hoja de otoño
se sostenía la lámpara
Nuestro diálogo era escuchado por las moscas
que no tienen físico
Comparados con los sabios incendiarios de antaño
nuestra ropa de lepra en Madrid
oyendo misa en las alcantarillas
y todo nuestro altar era un grito miserere
Yo el poeta de ojos sexuales
nihilista nato jefe de la ternura
cuántas veces metí el dedo supersónico
en el cohete de un soneto
Me llamaban «poeta maldito»
los peotas del café Gijón
Nosotros hemos matado al sereno
a exprofeso y vendido a precio bajo
su muleta
Comparado con las hermanas Bronté y con Poe
seres serpientes del Museo del Mal
nuestro empleo de campanario
Oh Cádiz mío calla calla
fumador de mi Cádiz como kif
Apéate del bello tren del bosque
y bésame la boca con tu lengua sin pijama
Amante de diamante mi hija hambrienta
mi asistenta de aspaviento
con tu par de cebollas
araña de mi catre
las manchas de tu cepillo me atrajo
Ahora escucha la lección de mi huerto
donde acuesto guantes de boxeo
con zapatitos de niño
y me acuerdo de la tierra natal
con su cura nadando en la bahía

                                                      (París, 21 diciembre 1960)

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Carlos Edmundo de Ory, "Ovario materno", La flauta prohibida, Madrid, Zero/Zyx, 1979

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