viernes, 18 de marzo de 2011

BALBO, por Fernando Quiñones

Gradería o cavea del teatro romano de Cádiz,


Lucio Cornelio Balbo, llamado Balbo el Mayor (Gades, 97  ó 100 a. C. - fecha de la muerte desconocida) fue un político y gobernante hispano que ocupó los más altos puestos en la República de Roma, siendo el primer extranjero en conseguir el honor de cónsul en el año 40 a. C. Pertenecía a una poderosa familia de origen púnico enriquecida por el comercio. Coincidió con Cayo Julio César, nombrado cuestor la Bética, en el año 69 a. C. Este encuentro resultaría crucial para su futuro, ya que se convierte en consejero y amigo del futuro dictador. Es de la mano de Balbo como César va al templo gaditano de Hércules-Melkart a rezar ante la divinidad fenicia "y al contemplar una estatua de Alejandro Magno se echó a llorar, como avergonzado de su inactividad pues no había hecho todavía nada digno de memoria en una edad en la que ya Alejandro había conquistado el orbe de la tierra" (cita según Suetonio). En el 60 a. C., Balbo ya aparece en Roma como hombre de confianza de Julio César, y contribuyendo al acuerdo que facilitó el triunvirato entre César, Pompeyo y Craso. En el 59 marcha junto a César a su campaña de las Galias siendo su enlace con Roma adonde viajaba continuamente para mantener informado a César de los acontecimientos políticos en la capital. Estos años de trabajo duro, de financiar con su fortuna las campañas romanas y de creación de un auténtico servicio secreto al servicio de Julio César, le proporcionan un papel fundamental en la política romana del momento, siendo el artífice del pacto entre Pompeyo y César en el año 56 a.C.(Pacto de Lucca). De vuelta a Roma y tras el asesinato de César en 44 a. C., Balbo organizó un partido cesariano en apoyo de Octavio frente a Marco Antonio. Cuando ambos llegan a un acuerdo en el año 40 a. C., Balbo fue honrado con el consulado, siendo el primer no itálico en conseguirlo. Poco después se retira de la política activa para seguir apoyando a su sobrino, sin que se conozca la fecha de su muerte. (http://es.wikipedia.org/wiki/Lucio_Cornelio_Balbo_el_Mayor).

BALBO

Cádiz, quinta década antes de Cristo


Naves no han de llegar con este viento
y todo está ya a punto, dispuestas
las vestimentas y las máscaras,
limpios el escenario, el graderío…
Hablaba el amo de que muchos
vendrían también por la Calzada Grande
de la mar, pero apenas si he visto forasteros.
Van el vino y el gárum a sobrar en las ánforas,
y estos tiempos contrarios harán ruina
la representación.
                           El señor quiso
que los esclavos viéramos ayer el ensayo final
de su drama en honor del César
apuñalado en Roma. “Mi tragedia –decía,
y esta mañana volví a oírselo−
ha de traer aquí gente de toda
la Bética, herirá los corazones,
secará los pozos…”
Pero el viento borraba las palabras
de los actores, arremolinaba
contra sus caras los ropajes,
la arena enceguecía al coro.

Y ahora no hay nadie. Sólo sus dolidas
fidelidad, soberbia,
se obstinan en mover los hilos muertos de la trama.

________________________________________________________

Fernando Quiñones (Chiclana, Cádiz, 1930-Cádiz, 1998), “Balbo”, Las Crónicas de Hispania (1985), Libro de las crónicas, Madrid, Hiperíón & Oba, 1998, págs. 294-295.

No hay comentarios:

Publicar un comentario